Pequeñas cosas.

Ayer no fue el mejor día de mi vida, no se si porque simplemente se dió así, o porque como me suele decir mi madre: pongo el parche antes que la herida...
Pero hoy... hoy tengo ganas de reir, de ser fuerte. Me he dado cuenta de que muchas veces los planes que haces en la vida no saldrán según lo esperado, pero también he aprendido que no todo es cuestión de planear. Hay pequeñas cosas que no se organizan previamente y que te hacen sentir bien, especial, que te provocan el reír a carcajadas o que aportan un granito a tu felicidad. Es como cuando ves una estrella fugaz o cuando suena tu canción favorita en la radio, cuando coincides con alguien conocido en clase al comienzo de un nuevo curso o cuando recibes un regalo, cuando te despiertas una mañana y hace sol o cuando tienes un gran sueño del que no te gustaría haber despertado. Siempre habrá personas que lleguen inesperadamente a tu vida, situaciones que se den de forma repentina y cosas que nos resulten insignificantes a simple vista pero que en el fondo y a la larga suelen ser las mejores.