miércoles, 24 de agosto de 2011

Fragilidad.

En ocasiones una agradable brisa marina puede derrumbar tu castillo de naipes, una insignificante ola puede tambalear tu pequeño barquito de papel, y una simple caricia puede hacer que todos tus esquemas vibren hasta romperse.
En segundos tu vida puede cambiar drásticamente y sin marcha atrás, y eso te hace frágil. Pasas de la más absoluta y completa felicidad a la melancolía o tristeza en cuestión de segundos, y lo peor es que tus sentimientos no te piden permiso para hacerlo.
Muchos cambios están por llegar en mi vida y no me siento preparada para ellos. Nadie te da un libro de instrucciones que te explique como afrontar cada situación o como hacerte más fuerte o incluso inmune a esa fragilidad y eso me asusta.

Dicen...

Dicen que en boca cerrada no entran moscas, que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y que tres son multitud. Dicen que vivir en la república independiente de tu casa te permite hacer fiestas aunque todo vaya mal. Que iban dos y se cayó el del medio, que todo lo que entra, sale y todo lo compartido es mucho más divertido. Se dice que hay tres tristes tigres comiendo trigo en un trigal, un cielo encapotado, una aguja en un pajar, un pájaro en mano y sobretodo ciento volando.
Dicen que había tres cerditos y tres casas, y que soplando, soplando... desnudaron a los tres mosqueteros y los convirtieron en Geishas. Dicen también, que dos son equilibrio y que con tres la balanza lo pierde, aunque no hay mal que por bien no venga, porque más vale prevenir que curar. Sin embargo ¿qué más da?, si todo lo que sube, baja; todo lo que empieza termina; y todo lo olvidado, algún día se recordará.