jueves, 17 de noviembre de 2011

Grita a los cuatro vientos

Estoy cansada de levantarme por las mañanas con ganas de quedarme en la cama y arroparme la cabeza para aislarme, en mi burbuja, del mundo real. Estoy cansada de acostarme por las noches y pensar "hoy no ha sido un buen día", o de esperar que pasen cosas que se que jamás pasarán. Pero, ¿sabes qué?, ya todo me da igual. Me da igual si ríes o lloras, me da igual si sueñas, o si todo lo que vives es real; me da igual si te peinas de un modo diferente, e incluso la música que te ha dado por escuchar; me da igual que pienses en otra, que te lamentes o que guardes silencio en lugar de hablar. 
Y es que he aprendido que después de ti hay mucho más, que no todo se ciñe a tu cintura, ni se limita en tu mirada. Que ha llegado la hora de salir a bailar y a gritar a los cuatro vientos que necesito a alguien que me quiera de verdad.


Olvidar.

Sentada frente a un papel, con un bolígrafo en la mano, vuela la imaginación por la habitación. Hay miles de temas sobre los que podría escribir, miles de preocupaciones que plasmar, y lo único que encuentro en mi cabeza... eres tú. Guardo el corazón en un bolsillo y tus caricias, las escondo en un rincón. 
Me he propuesto olvidarte, olvidar que algún día fuiste alguien importante, alguien que creó una ilusión en mí; olvidar que jugaste conmigo y que ahora ya no estás aquí. 

martes, 15 de noviembre de 2011

¿Y ahora qué?

Con desgana, me quito la mascara que diariamente dibuja esa sonrisa en mi cara, miro al frente y no veo nada, mirada perdida, jodidamente hundida. ¿Que te crees que siempre todo me va bien? ¿Que en mi vida todo es perfecto? Pues no, no lo es. La verdad, las cosas no me van tan bien como me gustaría que fueran. Ya he perdido demasiadas veces ese jodido tren y ya me he cansado de ser la chica de la sonrisa eterna, a la que nunca le pasa nada y todo le va bien. He decepcionado a demasiada gente, he cometido demasiados errores y he perdido demasiadas cosas sin ganar nada a cambio. ¿Y ahora qué? Pues ahora simplemente me toca esperar a que el tren vuelva a pasar otra vez.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Bipolar.

Y ahora, después de intentar fingir que no te amo sin éxito, me abandonas. Te queda grande mi amor y te rindes. Me siento como si me hubieran tirado de la planta más alta de aquel rascacielos. Y lo peor, es que sigue sin importarte nada.
Siempre has sido un inmaduro y nunca me di cuenta. Jamás supiste amar aunque yo siempre pensé lo contrario.
Creía que había podido olvidar que un día sentí algo enorme por ti, pero no. Cada vez que pienso en tu mirada, esa que tanto me gustaba, en tu voz, esa que tan bonita me parecía, o simplemente escucho determinadas canciones, un escalofrío recorre mi cuerpo.
Y yo también me vuelvo bipolar. Es un querer tenerte pero no poder, o un poder tenerte pero no querer.
Simplemente necesitarte a mi lado, pero no querer que vuelvas para no darte la oportunidad de que vuelvas a marcharte.  

viernes, 4 de noviembre de 2011

Soy yo.

Soy de las que sale bailando empapada de la ducha. De las que cuando tienen un día estresado lo pagan con el que no debe. De las que a veces se siente mejor estando sola. De las que van con el miedo a fallar y no se entregan. De las que escribe su nombre en los cristales empañados y luego lo borra intentando convencerse de que no volverá a hacerlo. De las que se quedan hasta las tantas. De las que se emocionan cuando bailan en las fiestas. De las que se mojan. De las que piensan que pueden cambiar el mundo durante una noche porque lo acaban de ver en una película. De las soñadoras. De las realistas. De las que tienen expectativas. De las que no se entienden ni ellas pero saben lo que quieren. De las que son capaz de sacar una sonrisa en sus peores dias. De las que no le gusta hacer la faena. De las que les entra la risa tonta. De las que les encanta quedarse hablando toda la noche. De las que buscan magia en las palabras. De las que la música les transporta. De las que son celosas pero saben disimularlo bastante bien. De las que encuentra algo bueno en cualquier persona. De las que se quedan tumbadas en la cama pensando un por qué, y se da cuenta de que casi nada lo tiene.