lunes, 9 de enero de 2012

Un constante ir y venir.

Y ahora me despido de nuevo y me voy. Otra vez. Mi vida se ha convertido en un constante ir y venir, y es frustrante. Te acostumbras a estar en casa, en TU casa y, cuando menos te lo esperas, tienes que volver a marcharte de nuevo. Y ya no es solo marcharte sino también dejar atrás a todas esas personas: a tu madre y sus famosos achuchones y llantos; las discusiones con tu hermano, que sí, es iguantable muchas veces pero nada sería igual si no fuese él, y por eso le quieres. A tu padre...¿quién sino él iba a llevarte en coche a todos lados, en vez de ver el fútbol o hacer esas cosas que los hombres hacen y que las mujeres no entendemos?. O tus abuelos, aquellos que solo necesitan que abras la boca para ponerlo todo a tus pies. O tus amigos, tu segunda familia. Aquellos con los que sabesque podrás contar cada día, estés donde estés, y sea para lo que sea. Aquellos que te demuestran cada día que te quieren y que para ellos eres especial. Aquellos que te animan y que te ponen los pies en la tierra cuando la situación lo requiere.
Por eso, por todos ellos, es por lo que realmente me da pena irme. Porque los momentos que comparto con cada uno de ellos, definirlos con un perfecto se queda corto.
Así que bueno, como no queda más remedio me marcho, pero no estoy triste porque se que pronto volveré y podré vivir muchos más momentos con cada uno de ellos.

1 comentario:

  1. Me encanta lo que escribes y cómo lo escribes. Cuendo leo los artículos directamente me transporto a mis primeros años de estudiante, ¡cuántos sentimientos tan parecidos!En muchas cosas me siento totalmente identificada. Bueno, en resumen, que me encanta leerlo. Por favor sigue escribiendo. Un beso

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